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Ilusiones Sónicas

domingo, 16 de marzo de 2008

Ensayo de Un Himno a Zeus


¡Salve, oh sempiterno, Dios de dioses! A ti te canto, Zeus, invocando las lenguas doradas de tus hijas, las Musas. A ti te canto, ¡Oh Señor mío! Dueño de la eternidad y del reino de los hombres y del Cosmos abundante de dioses. Moras en el olimpo que se esconde en las brumas del éter, rodeado de tus hermanos y de tus hijos divinos. Tienes el rayo que todo lo quema y el trueno, sinfonía del caos, que esgrimes contra aquellos que aman el mal. A los Titanes derrotaste, en aquella guerra sagrada que nunca se olvidará, y los encarcelaste en el ominoso Tártaro. También a los Gigantes, que pretendieron alcanzarte amontonando montañas y solo ganaron el sabor de un abismo. Y a Tifón, ese engendro de Gea que tiene el rostro de un viento estelar, quien compartió la suerte de sus hermanos. Y a Prometeo, quien osó desafiarte regalándole a la Humanidad el fuego de la ciencia para que no te escuchara, lo encadenaste en el monte del límite para servir de banquete al pájaro eterno. Hermosas doncellas en hermosas noches amaste y poblaste así un mundo que dejó su gris estéril y pasó a ser un palacio de oro para reyes y héroes y ninfas y mortales y dioses de ilustre renombre. Padre de Heracles, quien llevó tu sangre más allá del mundo. Dios de dioses, Rey de reyes, a ti te canto con las humildes palabras de una mano mortal. Que tu reino sea hasta que los siglos acaben con nuestra débil raza...

2 comentarios:

Eli dijo...

Realmente tus palabras envuelven, hermoso himno.

El Doc 9 dijo...

muy lindo, ademas, de la mitologìa, uno de los màs grosos, este Dios, yo muero por Neptuno